16 de octubre de 2025

El pulso de la luz

Pintura de Betina Baldassari

Me inclino ante las palabras

con la intención de abrazarlas,

de amarlas, de hacerlas mías.

 

Encuentro el gran tesoro

que está más allá 

de una isla desierta 

en medio del océano.

 

Corazón que respira

los desafíos del pulso.

 

Alzo la vista.

¡Huele a mundo!



*Título del poema: Lawrence Ferlinghetti 


 

2 comentarios:

Prometeo dijo...

Qué bonito ars poética: empieza con un gesto humilde: “me inclino ante las palabras” y, sin alardes, pasa de la cercanía del verbo a la lejanía mítica (“el gran tesoro… más allá de una isla desierta”). El poema respira en tres movimientos claros: entrega (inclinarse/abrazar), búsqueda (tesoro/isla/océano) y despertar sensorial (“Corazón que respira… ¡Huele a mundo!”). Esa última exclamación es preciosa: convierte la experiencia literaria en un acto físico, casi olfativo, y abre la ventana de par en par.

Mónica López Bordón dijo...

Muchísimas gracias por una lectura tan precisa y tan amable