Pintura de Betina Baldassari
Me inclino ante las palabras
con la intención de abrazarlas,
de amarlas, de hacerlas mías.
Encuentro el gran tesoro
que está más allá
de una isla desierta
en medio del océano.
Corazón que respira
los desafíos del pulso.
Alzo la vista.
¡Huele a mundo!
*Título del poema: Lawrence Ferlinghetti


2 comentarios:
Qué bonito ars poética: empieza con un gesto humilde: “me inclino ante las palabras” y, sin alardes, pasa de la cercanía del verbo a la lejanía mítica (“el gran tesoro… más allá de una isla desierta”). El poema respira en tres movimientos claros: entrega (inclinarse/abrazar), búsqueda (tesoro/isla/océano) y despertar sensorial (“Corazón que respira… ¡Huele a mundo!”). Esa última exclamación es preciosa: convierte la experiencia literaria en un acto físico, casi olfativo, y abre la ventana de par en par.
Muchísimas gracias por una lectura tan precisa y tan amable
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