Venus, de Pierre Henri Picou |
me quedo tan desnuda en mis venas
derribadas y cautivas en tu fuego
que le pongo acentos a la noche
silenciosa y sigilosa entre los lirios
de locas mujeres que aparecen,
en pequeños retazos,
cuando me hablas,
a orillas de mi vida,
entre el hechizo del mar
y el vértigo de alguna locura.
Me abandono a ese brillo
de algunas horas compartidas
que me dejaron tan despojada
en mi carne, conmigo,
tan en medio de una madrugada arrasada
donde hablaban los cuerpos y las leyes de la carne
tan violentas, tan palpitantes.
Latiendo en pulso
sigo mirando el resplandor,
esperando la Aurora con sosiego,
una palabra,
un brillo sobre la lejanía.