Para ti y en voz muy baja
caen de tus ojos las palabras ignoradas,
días olvidados en las cascadas
de tantos sueños dispersos.
Con inocencia hablamos de todas las
preguntas que no hemos descubierto todavía,
de nuestros cuerpos atónitos ante el silencio,
del frío
y de aquel hombre que soñamos tan lejano
y de esa mujer con las manos distantes
que atraviesa lentamente cada misterio
escrito en el espejo de la noche.
Sueños dispersos que rozan el silbido,
se reclinan a punto de llegar
avanzan rendidos buscando
la nada que han de encontrar.
Un color se fuga con la rapidez del relámpago.
Imagino el nacimiento de las formas
en cada paso.
Abandono todos los nombres
y aprendiendo a mirar
averiguo cómo atravesar el vacío
de tantos sueños de rostro desconocido.