“Espacio
donde las manos se posan simplemente para soñar”
Aldo Pellegrini
Le llama
por su nombre
y
distribuye el silencio.
No hay
asombro en sus ojos,
habla la
boca y las palabras
crecen a
la velocidad del fuego.
Su cuerpo
y su carne tallados
dan
sentido al espacio
donde las
manos se posan
simplemente
para soñar.
Desde
este lado de la vida
abandonan
toda palidez
retornan,
se desplaza el invierno
y las
mentiras quedan ocultadas
bajo las
hojas silentes de las bocas
cerradas sin
rencor, plegadas en el decir
de alguna
tormenta apaciguada
sin el
odio del momento en la sombra,
en la
noche, en la muerte.
Quizás
convenga pronunciar
el latido
del corazón,
sus ojos
de asombro poblados de deseos
y
anclados en la virtud de las palabras.
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Despertar
Allí león, allí furia del cielo