un juego para inventar silbidos de la tarde
en el canto de la alondra.
Olvido todos los nombres.
Retrocede la noche como pájaro rendido
en tu pecho deshabitado.
Se alejan los vientos del Norte
plegados en tantas cosas por encontrar.
Entre las alondras vuelan gargantas de mundo
inundadas de versos.
Engendran sus nidos
con el ir y venir de tanto viaje
siempre, para volver.
Resbalarán y caerán en mis manos alzadas,
sonámbulas de tu boca,
desnudas entre tus brazos…
Cómo apagar el resplandor de este vuelo,
la pasión de su ruta acariciando
tus labios con los dedos,
deslizándose por el horizonte abierto,
alondra que no pudo hablar.
Miro el cuerpo que anida en mi pecho
invadiéndolo todo
para encontrarme a mí misma
volando, por primera vez.
en el canto de la alondra.
Olvido todos los nombres.
Retrocede la noche como pájaro rendido
en tu pecho deshabitado.
Se alejan los vientos del Norte
plegados en tantas cosas por encontrar.
Entre las alondras vuelan gargantas de mundo
inundadas de versos.
Engendran sus nidos
con el ir y venir de tanto viaje
siempre, para volver.
Resbalarán y caerán en mis manos alzadas,
sonámbulas de tu boca,
desnudas entre tus brazos…
Cómo apagar el resplandor de este vuelo,
la pasión de su ruta acariciando
tus labios con los dedos,
deslizándose por el horizonte abierto,
alondra que no pudo hablar.
Miro el cuerpo que anida en mi pecho
invadiéndolo todo
para encontrarme a mí misma
volando, por primera vez.
5 comentarios:
Interesante tu blog.
Saludos.
Gracias Leo,
un saludo
Poema con una gran ternura en sus versos, que rescatas ahora, después de cuatro años y nos ofreces en este ecuador del verano.
Un abrazo en la noche
Hola Rafael, me gusta recordar ese tiempo, años, que para la poesía no cuenta, es ese continuar lo que me admira, sobre todo cuando está un libro nuevo por llegar...
Un beso
Precioso poema.
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